Las ventanas y su importante papel en la ventilación de una casa
Las normas de edificación obligan a que los edificios tengan vías sistemas de ventilación que garanticen la salubridad del aire, y al mismo tiempo garanticen unas condiciones mínimas de seguridad en el caso de fuga de gases o mala combustión de algún sistema calefactor.
Sin embargo muchos edificios antiguos no cumplen esa normativa que ahora se aplica a los de nueva construcción por lo que el papel de quien habita en esas viviendas es fundamental para asegurar la salud y seguridad de quien allí habita.
En nuestro anterior post os contábamos cómo el sistema de apertura y cierre de algunas ventanas está pensado exclusivamente para la función de ventilación, especialmente las oscilobatientes… En cualquier caso las ventanas de nuestra casa son nuestro mejor aliado para mantener sano y limpio la calidad del aire en el interior de esta. Una operación que deberemos repetir a diario por lo que es muy importante que las elijamos de calidad y con garantía. En Haus te podemos ayudar.
¿Cómo ventilar?
En cualquier caso ventilar una casa dos veces en verano, y al menos una en invierno, al menos 10 minutos, es la mejor forma de prevenir cualquier perjuicio a nuestra salud causado por la ausencia de ventilación. Si no disponemos de mucho tiempo es recomendable abrir ventanas que den a diferentes orientaciones del edificio para generar corriente de aire. Para evitar los portazos, podemos bajar las persianas ligeramente para reducir la fuerza del viento.
¿Qué contamina el aire de una casa?
Existen numerosos elementos que hacen que el aire de una casa no tenga los niveles de calidad que podríamos esperar. Para empezar el polvo en suspensión que genera las fibras de los textiles, escamas de la piel es uno de los factores que más “ensucian” el aire. Además suelen estar acompañado de ácaros, que para algunas personas alérgicas puede ser un verdadero problema.
Existen muchos agentes biológicos que pueden comprometer tu salud y la de los tuyos si no ventilas tu casa adecuadamente. Bacterias, virus, esporas de hongos o moho pueden provocar por un lado el contagio de enfermedades comunes como gripes y catarros, y por otro afecciones alérgicas.
El aire de una casa también se “enrarece” por culpa de los numerosos químicos disueltos en la atmósfera que respiramos en nuestros hogares. Desde desodorantes, insecticidas, limpiadores en spray para el hogar, perfumes, pinturas o barnices… hasta el humo del tabaco, combustión del gas de la cocina, la caldera, etc… Todos lanzan al aire elementos como CO2, CO, NOx, SO2, COVs, formaldehído o benceno que pueden influir en nuestra vitalidad en el día a día, y a largo plazo pueden afectar a nuestra salud.
Algunos consejos para preservar la calidad del aire
Las medidas preventivas más recomendables son aquellas que se refieren a los hábitos de limpieza en general. Evitar agentes externos como el humo del tabaco o la contaminación que genera muchos productos de limpieza, perfumes, etc. Del mismo modo los muebles con numerosos elementos artificiales también pueden emanar partículas químicas que pueden causar problemas a personas con hipersensibilidad.